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Las que ni se quedan ni se van: Lecciones del jardín para la vida y las relaciones

por Gina Rodríguez

06/10/2023

En la travesía de la vida, las plantas y las relaciones humanas nos comparten valiosas lecciones. Algunas relaciones se parecen mucho a esas plantas obstinadas: ocupan tiempo y espacio valiosos sin decidirse si quieren vivir o morir. Ahí las ve uno, raquíticas, existiendo sin prosperar.

Estas persistentes plantas son un recordatorio constante de la paciencia y la determinación. Les brindamos cuidados: agua, luz, palabras amables y esperamos con calma a que muestren señales de vida. Sin embargo, a menudo, nuestras esperanzas se desvanecen y nos enfrentamos a una encrucijada: ¿seguir esperando o dejarlas ir? Este dilema también se refleja en nuestras relaciones cotidianas.

La mejor respuesta está en tu voz interior

Así como debemos tomar decisiones sobre nuestras plantas, también debemos hacerlo en nuestras relaciones sociales diarias. Amigos, parejas, familiares y compañeros de trabajo: todas estas interacciones pueden ser positivas o negativas para nuestra vida. Algunas personas nos dan energía y nos ayudan a crecer, mientras que otras nos agotan y nos impiden florecer. Aprender a identificar cuándo es el momento adecuado para dejar ir una relación es una habilidad crucial en la vida. Al igual que con las plantas, debemos reconocer cuándo nuestros esfuerzos ya no están dando frutos y cuándo la relación nos está restando más de lo que nos está sumando.

Es importante recordar que: al igual que las plantas, algunas relaciones y amistades son fugaces. No todas las conexiones están destinadas a durar para siempre, pero cada una de ellas nos enseña algo valioso. A veces, la lección más importante es saber cuándo soltar y cerrar un ciclo.

Cultiva tu jardín interior

Conectar con tu jardín es mucho más que cuidar plantas; es un viaje hacia tu interior. Cultivar tu propio edén interno implica tomar decisiones difíciles, reconocer lo que te nutre y lo que te agota, y estar dispuesto a soltar lo que ya no te sirve. Este proceso te ayuda a crecer tanto en el jardín como en la vida, permitiéndote florecer en todos los aspectos.

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